Tras leer este artículo, me pareció muy interesante no sólo por la técnica que nos detalla sino por la forma de ilustrarlo y explicarlo.
Me he puesto en contacto con su autor, el compañero Juan Luis de Castellví, para solicitarle el permiso para poder publicar este artículo, J. Luis muy amablemente no puso ningún problema para ponerlo en este blog,así que aprovechamos esa sinergia para darle la difusión que se merece. Espero que les guste tanto como a mi.
Me encantaría leer sus opiniones y experiencias en este tipo de servicios, saber cómo lo hacen y qué opinan de esta posibilidad.
Los traslados involuntarios (con orden médica o judicial de ingreso), suelen ser muy complejos. Normalmente son servicios que se hacen con la colaboración de la policía (el Cuerpo competente en el municipio del que se trate), teniendo que reducir en ocasiones a pacientes que oponen gran resistencia, o que son extremadamente agresivos, por lo tanto peligrosos para si mismos y para todos los que participamos en su atención.
De modo que en algunos servicios, se debe reducir y sedar al paciente en su domicilio o en el lugar en el que se encontrara antes de poder trasladarlo al hospital en las mejores condiciones en cuanto a seguridad, integridad y respeto a su propia imagen. Eso no siempre es fácil.
Meter una camilla en el domicilio, pasar al paciente a la misma, y usar los medios para asegurar su contención física en el caso de que pasara el efecto de la medicación durante el traslado, es algo más complejo de lo que pudiera parecer en un primer momento. Además, sujetar las contenciones a la camilla no es fácil, las barandillas están descartadas porque se rompen con facilidad, y la estructura de la camilla no es de fácil acceso cuando el paciente está sobre la colchoneta.
De modo que yo sugiero una técnica que me enseñaron dos compañeros, Adolfo y Jeremías (DUE y TES, respectivamente), y que creo que es adecuada por diversos motivos que detallaré a continuación.
Se trata de usar el tablero espinal para sujetar al paciente sobre el mismo, y proceder a su traslado. Las ventajas son evidentes. Es más fácil de manejar, se le puede trasladar hasta la camilla con las sujeciones mecánicas ya colocadas (son unas tiras que sujetan muñecas y tobillos a la superficie en la que descanse el paciente, también se pueden improvisar con vendas de algodón y vendas tensoplast®), la transferencia en el centro de destino es mucho más sencilla y segura, y además, en caso que le sobrevenga un vómito durante el traslado, podemos girarlo en bloque evitando la broncoaspiración. De modo que a priori todo son ventajas frente a la inmovilización tradicional.
¿Cómo hacerlo? Una vez reducido el paciente, se le coloca sobre el tablero (o el tablero bajo el paciente, que parece lo mismo pero cualquiera que haya intervenido en estas situaciones sabe que no lo es), y se procede a inmovilizarle las extremidades con las herramientas disponibles para tal fin. Pudiera ser que el médico estime oportuno medicar al paciente o no, es indiferente para el uso de esta técnica. Eso sí, podemos almohadillar el tablero antes de colocar al paciente en el mismo, ya que no se trata del uso habitual como inmovilizador de pacientes politraumatizados. Si está consciente podemos usar incluso una almohada, si está inconsciente, es preferible optar por una sábana doblada, que es mejor para poder mantener la vía aérea permeabilizada en todo momento. También se puede colocar algo para que esté más cómodo a nivel lumbar.
A partir de ahí, se le tapa y se traslada hasta el punto en el que se haya podido colocar la camilla de la ambulancia. Una vez colocado el tablero con el paciente sobre la camilla, se fija a esta mediante las cinchas de la misma, que se pasarán por los huecos de sujeción del modo que se ve en la imagen para que no se mueva durante el traslado.
En caso de tener que voltear el tablero por un vómito del paciente o cualquier otra circunstancia, bastará con soltar las hebillas de las cinchas de la camilla y se podrá hacer sin perder la seguridad de la inmovilización del paciente al tablero espinal.
Por supuesto, no es recomendable en caso de traslados demasiado largos, ya que no es demasiado confortable para aquella persona que estamos trasladando.
Una vez llegados al hospital, se puede pasar el tablero a la camilla de destino del paciente, e ir soltando cada extremidad y sujetándola a la nueva camilla sin peligro, deslizando posteriormente el tablero hacia la cabeza o los pies del paciente y sacándolo sin problemas. En cambio, si está sujeto a nuestra camilla, hay que soltarlo de las cuatro extremidades y pasarlo a una nueva camilla con el consiguiente riesgo de agresiones o autolesión.
De modo que considero este uso alternativo del tablero espinal una técnica adecuada, digna para el paciente, mucho más segura para todos los intervinientes, para la reducción, traslado y transferencia del enfermo que se va a ingresar en una unidad de salud mental.
Modo en el que quedaría el paciente:
Quiero agradecer a Macario Vega, haberse prestado como modelo para las fotos. Con compañeros así es como se avanza en la profesión. Espero los comentarios con mucho interés.
PD: Todas las imágenes son propias, sacadas específicamente para este artículo.
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