El niño es un ser en crecimiento y maduración, y difiere del adulto sobre todo en los siguientes aspectos: crecimiento y cambio de los caracteres morfológicos, inmadurez inmunitaria, inmadurez orgánica, maduración de la sexualidad, patología propia de la edad infantil, metodología diagnóstica adaptada a la edad, esquemas terapéuticos y dosificación según edad, peso y superficie corporal, y por último, las características psicológicas propias de un ser en desarrollo.
El crecimiento y los cambios morfológicos son algunos de los hechos que más justifican la diferencia con el adulto. Desde que el niño nace hasta que alcanza la talla definitiva, pasa por una serie de variaciones en su morfología, que modifican las diferentes proporciones de los segmentos del cuerpo (cabeza, tórax, abdomen, miembros). Muchos factores intervienen en el crecimiento, y es esencial conocer las características propias de cada edad y los métodos idóneos para valorar cada uno de los factores que intervienen.
http://www.elsevier.es/en/node/2005136
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario será visible tras la aprobación. Gracias